¿La clave para alimentar al mundo está en el big data?
Si los pronósticos de la ONU se cumplen a rajatabla, quedan poco más de 30 años para que el planeta supere los 9.000 millones de habitantes, siendo Asia y África los continentes que más van a crecer.
Ya en el foro que la FAO organizó en Roma en 2009 (sus principales líneas se recogen en el documento de síntesis «Cómo alimentar al mundo en 2050«) se alertaba de la complicada situación que se presenta en un futuro inmediato, con un 70% de la población viviendo en áreas urbanas y un nivel de ingresos superior al actual que se traduce en la posibilidad de acceder a una dieta más rica y con mayor aporte de proteínas animales (no conviene perder de vista que para producir un kilo de carne de res son necesarios 25 kg de grano), situación que sumada a los millones de nuevas bocas, obligará a incrementar la producción de alimentos un 70% con prácticamente la misma superficie de tierras destinada a cultivos.
Por si la ecuación de por sí no fuera lo suficientemente complicada, conviene sumar como agentes distorsionadores los movimientos especulativos en torno a la producción de alimentos, las millones de toneladas de comida que se desperdician anualmente, los países que se dedican a comprar terrenos de cultivo en otros continentes para ampliar su producción, etc., todo en un mundo que ya actualmente produce el doble de alimentos de los que necesita la población mundial pero donde siguen conviviendo el hambre y el sobrepeso.
Sin embargo y puesto que en esta página web se tratan temas afines a la tecnología ambiental, no corresponde al presente artículo intentar arrojar luz sobre las paradojas anteriores. Por lo tanto, estas líneas se van a centrar exclusivamente en uno de los operadores de la ecuación, la necesidad de incrementar la producción de alimentos, y el peso que la tecnología y, más concretamente, el big data, puede representar como clave para alimentar al mundo.
El 22 de junio de 2015, el Comité de las Organizaciones Profesionales Agrarias (COPA) y el Comité General del Cooperativismo Agrario en la Unión Europea (COGECA) organizaron una jornada sobre big data para los agricultores y las cooperativas. Además de poner de manifiesto las ventajas que tiene la agricultura de precisión basada en los datos, con incrementos en el rendimiento del 16% y una reducción a la mitad en el consumo de agua, una de las ideas que emanaron de esta reunión, verbalizada por Pekka Pesonen, secretario general del Copa-Cogeca, giraba en torno a la necesidad de que los datos masivos obtenidos sean abiertos y accesibles, que puedan ser publicados en la web y compartidos a través de las redes sociales. Y un ejemplo de esta idea es el constituido por el proyecto Cropclimate.
Cropclimate es una plataforma agronómica desarrollada por Guillermo (Gui) Baigorria, investigador de la Universidad de Nebraska-Lincoln, que opera en EE.UU. y que está destinada a asistir a los agricultores acerca de los cultivos más propicios para una zona determinada en función de los datos meteorológicos, el rendimiento histórico o las condiciones del suelo. Tal y como comenta el equipo creador de esta herramienta, en la que también colaboran expertos de Perú y Brasil, «el objetivo es mejorar la gestión de los cultivos alimenticios, de fibras naturales y biocombustibles para conseguir sistemas de producción más sostenibles».
No obstante, si hay un lugar en el mundo camino de experimentar una revolución agrícola de la mano del big data agrícola es el continente africano. El pujante mercado de teléfonos móviles y las nuevas formas de comunicación que introducen estos dispositivos está impulsando la creación de negocios relacionados con el acceso a datos de interés agrícola que se comparten muchas veces a través de mensajes de texto. La tecnología móvil y el big data están permitiendo el empoderamiento de los agricultores, apoyándoles en la toma de decisiones y mostrándoles las prácticas más adecuadas para sus cultivos.
Jim Ethington, de The Climate Corporation, cerró una charla de TEDx sobre cómo alimentar a 9000 millones de personas gracias a la digitalización de la agricultura con el siguiente deseo:
«Quiero que se imaginen, por un momento, que pudieramos poner
una herramienta en la mano de todos los agricultores que contestara a esa pregunta imposible.
Imaginen que pudieramos revertir las tendencias de aumento del hambre
y disminución de la productividad.
Imaginen que pudieramos triplicar la productividad de todos los agricultores en África
y pudieramos hacerlo de una manera que suponga un incremento en los beneficios
y la cantidad de comida justo donde más se necesita,
con todos los agricultores, en todos los campos, en cada pueblo,
y lo importante que es, ya que más del 70% de los 800 millones de personas (que sufren hambre diariamente) son agricultores.«Fuente: How can digital agriculture feed nine billion people
Está claro que el big data puede convertirse en una útil herramienta para maximizar la productividad agrícola, pero también va a ser necesario cambiar ciertos hábitos actuales, promover una mayor transparencia y mejor distribución de los alimentos.
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